25 de noviembre: Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género

 
Los días conmemorativos son simbólicos, nos invitan a recordar y reflexionar sobre diversas
temáticas.

El 25 de noviembre cobra una relevancia especial para las organizaciones feministas, que
desde diferentes contextos y lugares, aspiramos a contribuir a la construcción de comunidades libres de violencia de género.

Este día nace del dolor inmenso como consecuencia de los asesinatos de las hermanas Mirabal en
República Dominicana en 1960; este dolor no termina, esta fecha nos recuerda que miles de mujeres y otros cuerpos que desafían las normas de género y sexo impuestas, han sido, y son, mutilados, torturados, despojados de sus vidas, de sus familias y de sus futuros.
Esta fecha nos recuerda que de forma cotidiana vivimos situaciones de acoso sexual en el trabajo o en los espacios de estudio y esto tiene consecuencias terribles, porque nos limita en nuestros desarrollos laborales y profesionales. 
Nos recuerda que tenemos miedo de caminar solas o acompañadas en las calles y que estamos expuestas a los comentarios, miradas lascivas, sonidos o gestos sobre nuestros cuerpos.
Nos recuerda que tenemos instalado el miedo a ser violadas cualquiera sea nuestra edad.
Nos recuerda que de forma cotidiana no podemos viajar tranquilas en transporte público, sin sufrir rozamientos o toqueteos, sin sentir miedo de exposición a otro tipo de abusos.
Nos recuerda que la violencia de género también se hace presente cuando decidimos participar políticamente y desafiar todos los obstáculos con los que nos encontramos en este proyecto que es individual y colectivo.
Nos recuerda que estamos expuestas a la violencia sexual mientras migramos, en el trayecto o en los países que nos reciben. También que nuestros cuerpos son pasibles de ser violados en contextos de conflicto armado o que las bandas de narcotraficantes nos usan para sus enfrentamientos.
Nos recuerda que la violencia doméstica es un fenómeno extendido, frecuente, muchas veces
invisible y que en ocasiones termina en femicidios o feminicidios, y que esta violencia busca otras
formas de expresión, como el asesinato o el abuso de los niños, niñas y adolescentes con quienes
convivimos.
Estas violencias de género cotidianas que vivimos las mujeres, las personas trans, no binarias y todas aquellas personas que no cumplen con los mandatos de género, son estructurales, están instaladas, normalizadas, muchas veces las consideramos naturales, y las encontramos en todo momento, en todos los ámbitos por donde desarrollamos nuestra vida social.
Estas manifestaciones de violencia son consecuencia de estructuras sociales que se configuran según el sistema sexo/género (Rubin, 1975), definiendo los roles y patrones de comportamiento en diversos ámbitos de la vida, tanto domésticos como no domésticos. Esta estructura influye en la configuración de relaciones y en las formas en que habitamos nuestras comunidades, las relaciones de poder son elementos estructuradores que perpetúan desigualdades y jerarquías basadas en el género. La normalización de estos roles y patrones de comportamiento contribuye a la persistencia de prácticas violentas y discriminatorias que se convierten en los pilares que sostienen y perpetúan el sistema.
Las consecuencias son nefastas para el acceso a los derechos humanos. El derecho a una vida libre
de violencia de género es interdependiente de otros derechos, su violación tiene repercusiones en la garantía de otros derechos económicos, sociales y también políticos.

Pero no todas las experiencias de violencia de género son similares. La categoría de interseccionalidad (Crenshaw, 2012; Hill Collins, 2017) nos ha permitido comprender que existen
vivencias particulares de las personas racializadas, de quienes viven en contextos más vulnerables,
de las que viven alejadas de las zonas céntricas y de los servicios o las niñas, adolescentes o mujeres de la tercera edad o quienes conviven con situaciones de discapacidad.
El acto de recordar marca el inicio de otros procesos que son esenciales: problematizar, estudiar,
comprender ¿con qué propósito?, con un objetivo transformador.

Desde nuestros distintos lugares de inserción resulta impostergable contribuir a los cambios necesarios para vivir sin violencia de género. Los procesos de transformación social intrincados y complejos involucran distintos actores y contextos. Comprender que la violencia de género atraviesa transversalmente las comunidades refuerza la necesidad de comprender el fenómeno de manera integral y situada.

Durante más de 15 años, en FLACSO Uruguay, hemos desempeñado un papel crucial en la formación de posgrado de estudiantes de diversas partes del mundo. Nuestra contribución radica en fomentar la problematización de los fenómenos sociales a partir de antecedentes de investigación, la amplia teoría social, y por medio de metodologías de investigación de las ciencias sociales, estudiar con el propósito de comprender los fenómenos y enriquecer el conocimiento científico social, especialmente en el ámbito de los estudios de género. Las tesis resultantes de este proceso se encuentran publicadas en el repositorio del sistema FLACSO, y constituyen una valiosa contribución al corpus de conocimiento disponible. Pueden encontrarse en:
https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/

Además, FLACSO Uruguay ha llevado a cabo y continúa desarrollando procesos de investigación en el campo de los estudios de la violencia. Estas investigaciones contribuyen significativamente al
entendimiento de diversas dimensiones del fenómeno.
Asimismo, contamos con proyectos de extensión que no solo enriquecen nuestros estudios, sino que también demuestran ser herramientas útiles en el trabajo colaborativo con las comunidades.
En noviembre de 2022, realizamos en Uruguay el V Congreso del Sistema FLACSO, los aportes sobre la temática se pueden encontrar en las presentaciones realizadas por investigadoras e
investigadores participantes que han sido publicadas en nuestro libro de actas.
Nuestra compromiso es continuo y busca contribuir de manera contundente a la erradicación de la violencia de género.

Lena Fontela
Coordinadora académica
Programa Género y Cultura
 

Referencias utilizadas:
– Collins, Patricia (2017). “The Difference That Power Makes: Intersectionality and Participatory
Democracy”, Investigaciones feministas 8(1), 19-40.
– Crenshaw, Kimberlé (2012). Cartografiando los márgenes: interseccionalidad, políticas identitarias, y violencia contra las mujeres de color. In Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada (pp. 87-122). Bellaterra.
– Rubin, Gayle (1975). «The traffic in women: Notes on the «political economy» of sex.»

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